"Comenzar a escribir, así, sin más... sin pensar en las consecuencias, sin detenerme a reflexionar, poner mi vida entera en el papel impreso, mis sueños y sangre plasmados. En fin, basar mi existencia con sus reticencias y dudas, con sus alegrías, lágrimas de dolor y vergüenza, con todo lo que deseo y no tengo, basarlo todo, como he dicho, en una historia parpadeando sospechosa desde un estante..."

-Salvastar.

jueves, 18 de agosto de 2011

Del diario de Guadalupe Lucero.

"Tengo imágenes vagas en la cabeza, ya de la guerra, ya de mi madre... ya de ti. A veces entre tú y mi madre tengo suficiente..."
                            -Salvastar


Un día, hace ya más de cinco años Nazario me preguntó si no "tocaría" a alguien. Apenas había llegado a éste lugar y no tenía indicios de poder hacerlo. Nadie quería decirme cómo podía hacerlo. "Se te acaba el tiempo" me decían. Tal vez Nazario ya tenía la sensación, el presentimiento y yo no me daba cuenta. Pensé que lo único que me quedaba a través del tiempo era poder hablar con los nahuales ¿qué otra cosa podía hacer? Nazario se fue a vivir un tiempo al Distrito Federal pero cuando comenzaron los preparativos de mis quince años regresó. Me dio la impresión de que lo hizo dolido y después supe el porqué. Lamentablemente la fiesta fue de lo peor. Yo ya sabía que el sacerdote no había aceptado hacernos la Misa por tanta "amancebada" como les dicen a algunas mujeres de la familia. Algunas primas ya se habían alegrado, seguro daban por hecho que yo no lograría tocar a alguien. Lay, siempre a mi lado, arreglándome el cabello y Eli ¡Cómo olvidarlo! con los ojos brillantes, al fin era una fecha inolvidable. Sí que lo fue. Todo sencillo, sólo la familia. Fotos en todos lados, yo sola, todas juntas y luego comimos. Se hizo tarde y el mezcal seguía presente en los vasos de los mayores, fluyendo como si fuera agua. Fue entonces que llegó el desastre que cambió mi destino. Un hombre que yo no conocía me insultó por un comentario tonto, me dijo que si yo no estaba contenta, él se encargaría luego de "consolarme". Lay se levantó y le echó el vaso de refresco encima, Nazario lo levantó de la camisa y comenzó a reclamarle, Eli lo miraba con odio. Yo salí de ahí, roja de furia seguida por las miradas burlonas de algunas de mis primas. Fue entonces que tropecé con un tío, Teo. También estaba borracho. No recuerdo exactamente qué sucedió, sólo pude sentir sus manos entre las mías y ver su rostro de ojos llorosos. "Yo por ti, Jesucita..." dijo y después se fue. Escuché la voz de Nazario a mis espaldas "Lupe ¿qué has hecho?" .Supe entonces que lo había tocado, que ahora él me serviría, que el don había despertado. Al día siguiente nos llegó la noticia. Teo le había dado un machetazo a ése hombre. Porque yo se lo ordené. Lo había herido, pero no matado como imaginé que le había dicho. No sé si fue correcto, elegirlo a él como Familiar, Nazario me había dicho que él estaba dispuesto pues deseaba pensar en "alguien más", al parecer quería olvidar. Recuerdo ésto justo después de cinco años porque ahora Teo ya no está, tan preocupado por servirme que vivió y Nazario, que se ofreció a sí mismo vive ahora sólo para Lay, pero ésa es otra historia, la cual pertenece a mi hermana.

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