"Comenzar a escribir, así, sin más... sin pensar en las consecuencias, sin detenerme a reflexionar, poner mi vida entera en el papel impreso, mis sueños y sangre plasmados. En fin, basar mi existencia con sus reticencias y dudas, con sus alegrías, lágrimas de dolor y vergüenza, con todo lo que deseo y no tengo, basarlo todo, como he dicho, en una historia parpadeando sospechosa desde un estante..."

-Salvastar.

martes, 28 de junio de 2011

Un libro sin leerse pierde el sentido.

No sé en dónde queda el Amazonas, nunca lo aprendí. ¿Será en Chile, tal vez Brasil? Lo dudo mucho, tal vez es sólo un chisme para hacernos creer que el mundo humano es peligroso. Una murmuración de algún loco al que le cayó un cometa en la mollera, con su respectiva "cola" llena de chismes. El Amazonas venía ahí, seguro, culebreando, salpicando las páginas de los libros que el pobre loco hojeaba para encontrar remedio a su locura. Y fue así que dejó su huella húmeda y libro tras libro afectó a tantos con sus anacondas y demás criaturas hasta llegar a los mapas, aquéllos mapas que ya no recuerdo, ésos en los que me pierdo y confundo, tanto que de sólo verlos ya no sé ni en dónde estoy parado. Me pareció ver el amazonas en todos lados, con sus pirañas voraces aguardando en cada hoja, ocultas tras una cifra ridícula, incluso en el ondulado cabello de un modelo de revista. El Amazonas era como el mundo, pero yo no conozco el mundo humano, por eso me inventaron uno propio y el Amazonas siguió siendo un misterio. Ya no sé exactamente dónde quede el mundo, quién sabe qué sea eso. Me perdí entre pensamientos secretos, dudosos, de origen incierto como el de las orquídeas exóticas. Me pregunté tantas veces qué sería del Amazonas y eso que tenía la respuesta en la punta de la lengua, pero al final del día, noche tras noche el Amazonas se escurría bajo mi cama y yo me quedaba flotando sobre el agua revuelta de dudas, a merced de infames lagartos. Tal vez me confundo porque me da miedo. Temo comprender al mundo humano, al Amazonas. Porque el loco me hojeó un instante y cuando nací me cayó al igual que él el cometa en la mollera, salpicándome con su "cola" llena de chismes. O quizás porque hoja tras hoja no he encontrado mi cura, sólo la ajena y aunque tengo todas las respuestas en la punta de la lengua son sólo murmuraciones, secretos, rescoldos del alma humana y ninguna es para mí pues todas las he regalado. Lo tengo todo y a la vez nada. A lo mejor porque soy sólo un pobre que no es nadie sin los otros, una partícula más conformando un Amazonas tan desconocido, tan misterioso. No sé en dónde queda el amazonas. ¿Es en Colombia, en Perú? Nunca lo supe, no vi más allá del horizonte, desde donde hojeó alguien un día, tal vez eras tú.

2 comentarios:

  1. "El Amazonas era como el mundo, pero yo no conozco el mundo humano, por eso me inventaron uno propio y el Amazonas siguió siendo un misterio..."
    Me encantó esa parte. Saludos

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  2. Muchas gracias por leer y comentar.
    En cuanto a éste relato que escribí, incluyendo la parte que te encantó surgió de ideas sueltas que llevaba en mente ese día, así que me alegra de verdad que haya gustado.
    ¡Ah! y gracias por unirte al blog, espero poder actualizarlo más seguido.
    Un saludo para ti también.

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